viernes, 26 de agosto de 2011

LA PALABRA NOS DICE “MANTENGAN LA LÁMPARA ENCENDIDA”


GRUPOS DE ORACIÓN

¿Cómo algo que empezó bien termina mal? ¿Por qué el encuentro de oración se vuelve rutinario? ¿Por qué los tiempos actuales no son como los viejos tiempos cuando todo dio comienzo?
Todo se inicia con un pequeño grupo de hermanos, se distribuyen los ministerios según el carisma y todos juntos tratan de vivir el grupo según el Espíritu.
Alentados por las alabanzas y la predica, junto a las oraciones; buscan sembrar en los hermanos que se van acercando.
Parecen hermanos muy unidos con su fe fuerte y cimentada en Cristo, utilizando los carismas para gloria del Señor.
Pero lamentablemente el grupo se torna rutinario y monótono, comienzan algunas deserciones y el número de hermanos se va reduciendo, no afloran los carismas etc…
Edifiquen relaciones fraternas, sanas y fuertes es un mandato que nos dejo el Señor y tendríamos que preguntarnos, ¿Es lo que hacemos lo que Dios quiere de un encuentro de oración?
Es importante que nuestros carismas afloren por intermedio del Espíritu y dejarlo actuar en cada integrante del grupo.
Tengamos presente que tenemos que batallar en cada momento con los espíritus malignos que pueblan e universo, y el grupo no esta ajeno.
¿Por que entonces se secan algunos grupos de oración?
Dios da revelaciones y ahí que saberlas ver:
“Dios nos reveló todo por medio del Espíritu, por que el Espíritu lo penetra todo” (1Cor 2, 10)
Hay que tener presente que el enemigo nos va a atacar y sin el auxilio del Espíritu somos débiles.
Aflora la murmuración “De la misma boca salen la bendición y la maldición” (San 3,10)
Miriam y Arón se pusieron a murmurar contra Moisés” (num 12,1)
Dan sus carismas y comienzan a gloriarse en si mismos desoyendo las Escrituras “El que se gloría, que sea se gloríe en el Señor” (1Cor 1,31)
Juzgan al entorno inorando las Escrituras” tú que prendes ser juez de los demás, no importa quien sea, al juzgar a otros te condenas a ti mismo ya que haces lo mismo que condenas (Rom 2, 1)
Tengamos Fe y esperemos en el Espíritu que habita en nosotros y así los grupos y relaciones irán bien encaminadas. Sabemos que "en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8.28).
No permitamos que la luz de Cristo se apague en nuestros ministerios.

Que la bendición de Dios nos cubra.